Título original: オレたま
Editorial: Hakusensha
Año: 2006-10
Guion: Shigemitsu Harada
Dibujo: Takahiro Seguchi
Grado: B+
Reseña: Hugo C
Este manga tiene que ver con bolas y con un combate por el poder. No, no es Dragon Ball. Su título completo es オレたま 〜オレが地球を救うって!? (o sea, Oretama: Ore ga Chikyū wo Sukūtte?), que podríamos traducir como Mis bolas: ¿salvaré al mundo? Y cuando hablo de bolas, no me refiero a las "esferas del dragón", sino a las pelotas del protagonista. Tampoco hablo de "valor" o "coraje" sino de testículos. Sí, amigos, el destino del mundo se decidirá en los testículos del protagonista.
Y ya sé qué están pensando, pero no, no me lo he inventado. El manga en cuestión existe, comenzó a publicarse en 2006 en la revista Young Animal Arashi de la editorial Hakusensha y se ha ido recopilando en seis tomos en formato tankōbon. Es una comedia picaresca, lo que en Japón se denomina ecchi, es decir, que contiene muchos chistes y alusiones y situaciones con connotaciones sexuales, pero rara vez pasa a mayores, y aún así, está escrita e ilustrada con sumo cuidado para no cruzar la barrera que la separa del hentai, que es el manga erótico hecho y derecho. Aún así, esto no es para que lo lean los pequeños. Digamos que el ecchi es al manga lo que las películas de Olmedo y Porcel son al cine.
Hace mucho, mucho tiempo, Dios hizo un pacto con Emanniel, la reina de los demonios, para que éstos dejasen en paz a los humanos, pero al comenzar la historia el plazo del contrato está por expirar y cuando esto suceda, Emanniel destruirá a la humanidad. El arcángel Miguel intenta evitar la hecatombe sellando mágicamente a Emanniel –dentro de una bola, como si se tratase de un Pokémon–, con tanta mala suerte que…
Emanniel queda sellada dentro de los testículos de Kōta Satō, un chico de 19 años con varias copas de más que se detiene a orinar en el templo. En su borrachera, orina sobre la bola antes de que Miguel termine el ritual, y ¡presto!, desde ahora Kōta –quien se describe a sí mismo como "sin educación, sin dinero, sin mujer, y aún virgen"– pasa a ser la última defensa de la humanidad, ya que si llega a eyacular, Emanniel volverá a ser libre y destruirá a todos. Así que desde ahora, cero contacto sexual, cero fantasías, cero masturbación. Afortunadamente para Kōta, esta situación no será permanente, sino que sólo debe aguantarse durante un mes.
Pero, a los 19 años y con las hormonas desbocadas, la cosa no es tan fácil. Además, el pobre Kōta, que es todo lo contrario de un rompecorazones, está infatuado con una compañerita de trabajo llamada Minayo, que está más buena que comer con los dedos y es tan inocentona que lo excita de mil maneras sin darse cuenta.
Y por supuesto que Emanniel cuenta con ayuda, y a lo largo de los episodios Kōta es puesto en incontables situaciones comprometedoras, acosado por las mujeres más apetecibles –quienes por lo general resultan ser súcubos, demonios o incluso muertas vivientes–, en especial por un demonio (¿una demonio? ¿una demonia?) llamado Elyse, que no se despega de él ni a sol ni a sombra, haciendo las mil y una para asegurar la victoria de su reina…
Las cosas se complican aún más debido a que Elyse es un demonio bipolar, o, mejor dicho, tsundere. Atención amiguitos: ésta es la línea que separa al otaku genuino del resto de la humanidad. Un otaku que se precie de tal no necesitará seguir el enlace para saber qué significa tsundere.
El dibujo de Seguchi complementa perfectamente el libreto de Harada; sus personajes parecen hechos de plastilina, cambiando de forma constantemente para llevar al máximo su expresividad. Ya sé que esto es práctica común en el manga, pero aquí sucede casi de continuo y siempre acertadamente.
Oretama es una comedia ecchi realmente divertida, de ésas que no conviene leer en el transporte público para no sobresaltar a los demás pasajeros cuando uno irrumpa en las inevitables carcajadas.
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